La eficiencia de un individuo se puede cambiar y se puede incrementar con el Coaching. Y es del individuo del que depende el éxito de una organización.
Las personas más eficientes son aquéllas que son más capaces, están más dispuestos y logran más con menos esfuerzo. Están mejor preparados para tomar decisiones clave.
Veamos qué quiere decir eficiencia en realidad: la definición de eficiencia sería el menor número de movimientos que pudieras emplear para llevar a cabo una tarea y el mayor volumen de trabajo que se hiciera en el menor tiempo, como para poder realizar otras tareas. Esto sería lo que queremos decir con eficiencia en el Coaching: lo máximo con la cantidad mínima de movimientos.
Ahora bien, imaginemos un individuo que hace lo suficiente, digamos que está haciendo un trabajo que no necesariamente absorbe todo su interés, y existen otras cosas que preferiría hacer. En ese caso lo que debería hacer para hacerlo de forma eficiente sería llevar a cabo la máxima cantidad de trabajo que pueda en el mínimo tiempo posible, y después hacer lo demás que quería hacer.
Sin embargo, la mayoría de la gente lleva a cabo una cantidad razonable de movimiento aparente en el curso de 8 horas. Hay gente que durante 8 horas trata de que sus movimientos parezcan “razonables”.
Hay una cantidad tremenda de gente que trabaja, trabaja y trabaja, y obviamente deben estar haciendo algo porque los ves que van hacia un lado y hacia el otro con un montón de papeles. Y al final del día si te acercaras a su escritorio verías que el trabajo pendiente de esta mañana, está ahí sin realizar. Pero se veían muy ocupados, en realidad…
Cuando utilizamos las herramientas de Coaching, una manera de ser eficiente es resolver primero qué es lo que uno está tratando de hacer y entonces hacerlo.
¿Qué estamos tratando de hacer? Definir eso y hacerlo. Eso sería eficiente.
¿Pero, qué se requiere para esto que aparentemente es tan sencillo? Se requiere algo que pocas empresas llegan a tener: reflexión y planificación ejecutiva. Y lo habitual es que sea muy escasa la planificación en las compañías. Generalmente lo que hace un ejecutivo es estar atrapado en una red de líneas de comunicación y es incapaz desde ahí de hacer un plan de avance. ¡Está demasiado involucrado tratando de ponerse al día!
¿Qué estamos haciendo? ¿A dónde vamos? ¿Qué estamos tratando de hacer con todo este movimiento, con todas estas emociones, con todo este esfuerzo? Si no lo sabes obtienes un caos. Y la única forma en la que podrías introducir orden en el caos sería haciendo que el pensamiento sea más importante que el esfuerzo al regularlo.
Un individuo que funciona a base de respuestas emocionales y de esfuerzo, probablemente será un individuo bastante ineficiente. Cualquier persona con solo cambiar de opinión puede triplicar su eficiencia. La mejor manera de cambiar de opinión respecto a tu eficiencia es averiguar si estás haciendo lo que quieres hacer, si vas en la dirección que quieres ir, es decir, descubrir lo que estás tratando de hacer; y de esa manera corres el riesgo de ser enormemente eficiente.