En la formación de Coaching Terapéutico vas a aprender varios aspectos que tienen que ver con los problemas: cómo los creamos, cuáles son los factores involucrados y cómo resolverlos reconociendo la fuente de los problemas para así hacerlos desaparecer.
En un problema siempre existe una intención y una contraintención, esto quiere decir que siempre hay algo que uno quiere lograr y a la vez algo que se opone o dificulta que esto sea así.
Cuando uno se encuentra en esta situación, generalmente le cuesta mucho ser objetivo y sobre todo localizar la fuente real del problema, ya que si de verdad uno encontrara cuál es la raíz de ese problema, sería muy evidente lo que uno tendría que hacer para solucionarlo. Y digo solucionarlo de verdad, ya que cortar con la situación o alejarse del problema no es resolverlo, esto nos dejaría una gran cantidad de atención y pérdida e incomprensión en nuestra mente, que nos llevará a encontrarnos con el mismo problema una y otra vez.
Así que en el curso de Coaching Terapéutico aprendes a descubrir junto con tu cliente la fuente de su problema utilizando modelos o plantillas formales (preguntas específicas, patrones de investigación, técnicas y herramientas) con las que inevitablemente vas a llegar a la fuente de su problema y el cliente verá claramente y sin ningún tipo de pesar o preocupación cómo resolverlo.
Un ejercicio muy efectivo que puedes hacer es una actividad que tiene que ver con la extroversión. Cuando uno está sumergido en sus problemas, es obvio que está introvertido porque su atención está principalmente en su mente, en el problema.
Ahora bien, este ejercicio de Coaching Terapéutico consiste en lograr estar extrovertido, lo que quiere decir que tu atención esté fuera de ti. En esos momentos de tensión, de conflictos o de problemas puedes dar un paseo llevando tu atención hacia fuera mirando edificios y objetos reales que observes mientras caminas dando un paseo. Esto te va a ayudar mucho, porque si lo sigues haciendo durante bastante rato notarás que el problema que tenías ahora te parece mucho más pequeño y más manejable y a veces incluso insignificante.
Esto hace que pases de estar introvertido a estar extrovertido, es decir con la atención hacia fuera. Practícalo y verás cómo funciona muy bien porque logras tener una visión muy diferente de tus problemas y te será más fácil resolverlos.